13
A
veces, cuando se me hace indispensable el más concentrado perfume de la
realidad de la calle, la misma que pateo todos los días, me voy a cierta
taguara donde confluyen toda clase de amigos y conocidos (mecánicos, albañiles,
rebuscadores, profesores, entrenadores de diferentes disciplinas deportivas,
mesoneros, jubilados de toda calaña, incluso médicos y policías y malandros y
caleteros y verduleros y carniceros y vendedores de cuanta cosa hay en este
mundo y más): estar ahí me devuelve a un origen y a un sentido de lo que en
este país ha robado la demagogia redentora desde hace varias décadas, pero
agravada por quienes se permiten hablar
en nombre de todos y a la larga, o más bien a la corta, son aprovechadores de
un capricho del destino.
Allí
estuve el viernes pasado: unos tomaban ron, otros cervezas, otros güisqui,
otros ginebra y entre lo que tomábamos y hablábamos se dio lo que sin
mezquindad podría llamarse una asamblea popular, y allí, al comienzo de la
noche y al principio de la borrachera, fluyeron en contra del gobierno las
críticas razonadas, lo argumentos especificados, los ejemplos comprobables, la
relación de padecimientos verificados y verificables y, sobre todo, se habló de
la necesidad, urgente e inaplazable, de encontrarnos y avanzar como país, sin saber,
la verdad, cómo hacerlo pero con el ansia de hacerlo.
Y
creo que esa es la Venezuela que debería ser, la que nace en las verdaderas
intenciones y esperanzas de la gente, y no en aquella que quiere imponerse con
recetas ajenas o de aplicadores de cartillas de libros mal digeridos y de
ideologías, además de prestadas, pero, sobre todo, por el desaforado interés de delirantes
sátrapas en nuestra riqueza petrolera.
Brindo
ahora por eso, porque, antes y después de todo, como dijo Rimbaud: la vida está en otra parte.
Pero
aquí mismo, diría yo.
14
En medio de o inmersos en este desastre de
país, de esta república agonizante, hay quienes todavía sólo ven el mundo desde
su ego o con su ego, presumiendo de discordantes o intelectuales. Y basta que
se les haga alguna crítica o se dé una opinión que no es la suya para que se
enconchen o se abriguen con otros eguísimos
como ellos y, por supuesto, descalifiquen o renieguen del que no es de su
combo.
Hay
demasiadas estrellas en tan poco cielo.
15
En el mundo, la confrontación izquierda-derecha
es un anacronismo y una farsa. La realidad es que vivimos en un mundo de
aprovechados y aprovechadores, y que sean capitalistas o socialistas da lo
mismo. En el poder, socialistas y capitalistas sobreviven por lo peor de la
condición humana.
El drama de nuestros días y sus complejidades ya no es político y mucho menos ideológico: simplemente es ético.
El drama de nuestros días y sus complejidades ya no es político y mucho menos ideológico: simplemente es ético.
16
Cada día es más difícil soportar la destrucción
perversa y planificada de este país por una minoría engolosinada con el poder y
con los dólares que ha acumulado con descarada inmoralidad.
Imposible no sentirse uno agobiado y como
paralizado (estas palabras, por cierto, en estas circunstancias, se las he leído
a la poeta Yadira Pérez y a la escritora Ana Teresa Torres).
Hoy, de regreso a mi casa, en uno de los pocos
autobuses que aún cumple su ruta (cobrando más de lo establecido, a lo bravo
venezolano), en una de sus tantas paradas donde la gente se empuja y casi se
golpea por montarse o bajarse, resultó atropellado un escolar sordomudo por uno
de los ya consagrados abusadores en la vía pública, un motorizado que buscaba
pasar a toda velocidad entre el pequeño espacio que había entre el autobús y la
acera. Afortunadamente, ese niño que andaba solo (le calculé unos nueve años de
edad) no sufrió mayores daños, al menos en el momento y espero que sin
consecuencias.
Cuando me
bajé del autobús en el terminal de pasajeros, a empellones, por supuesto, lloré
de tristeza y de arrechera: me dolió ese niño, como me duele este país, un país
"des-gobernado" con las más nefandas intenciones para que la mayoría
de su pueblo sea una masa agresiva, desalmada, pícara, rapaz e ignorante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario